El informe Estado de la Sostenibilidad en la Cadena de Suministro 2025, elaborado por el MIT Sustainable Supply Chain Lab y el Council of Supply Chain Management Professionals, ofrece una visión profunda de cómo las organizaciones están convirtiendo los compromisos en acción, dónde el progreso es más sólido y qué barreras persisten.
El estudio de este año se basa en respuestas de 1.200 profesionales en 97 países, abarcando funciones de cadena de suministro, adquisiciones, operaciones, logística y sostenibilidad. La amplitud de estos datos nos permite captar tanto perspectivas globales como matices regionales, ofreciendo una visión integral de cómo evoluciona la sostenibilidad en las cadenas de suministro.
Este año marca el sexto informe anual, y el estudio explora tres temas principales:
“Este informe es indispensable para cualquiera que trabaje en cadena de suministro. Las empresas, los inversionistas y los consumidores exigen estándares más altos de sostenibilidad social y ambiental, y las cadenas de suministro están en el centro de su cumplimiento.
El Informe Estado de la Sostenibilidad en la Cadena de Suministro 2025 destaca dónde se están logrando avances, dónde persisten los desafíos y qué estrategias impulsarán la próxima ola de impacto. CSCMP y MIT se enorgullecen de presentar la sexta edición de este recurso esencial para ayudarle a comparar y acelerar su camino hacia la sostenibilidad.”
Mark Baxa, Presidente y Director Ejecutivo de CSCMP
Varios hallazgos destacan en los resultados de 2025. En primer lugar, a pesar de los cambios regulatorios, el compromiso corporativo general con la sostenibilidad se mantiene resiliente. Mientras que el 15% de las empresas informa una reducción en sus compromisos, el 12% los ha incrementado y el 73% no reporta cambios, lo que demuestra que la mayoría de las organizaciones se mantienen firmes en sus objetivos de sostenibilidad. Sin embargo, solo una minoría logra traducir esta convicción en operaciones diarias que generen resultados medibles, dejando una brecha persistente entre estrategia y ejecución.
Los resultados de este año dejan claro que los objetivos de sostenibilidad declarados públicamente pueden ser un poderoso catalizador: las empresas que los establecen tienen un 74% más de probabilidades de invertir en iniciativas de alto impacto e integrar la sostenibilidad en la toma de decisiones cotidianas. En segundo lugar, las emisiones de Alcance 3 siguen siendo tanto el mayor desafío como la mayor oportunidad. Se ha avanzado en el seguimiento de las emisiones directas, pero la participación de proveedores, la claridad metodológica y los mecanismos de financiación continúan siendo cuellos de botella críticos. Donde las empresas tienen éxito, aprovechan la trazabilidad digital, la contabilidad estandarizada y las colaboraciones sectoriales para lograr avances significativos.
Finalmente, el transporte de carga subraya tanto la urgencia como la complejidad de la descarbonización. Las empresas están explorando alternativas a los combustibles derivados del petróleo, considerando los biocombustibles como la opción más práctica a corto plazo, las soluciones eléctricas por batería como cada vez más viables para rutas urbanas y regionales, y el hidrógeno como la respuesta a largo plazo para operaciones de carga pesada. Sin embargo, la adopción se ve ralentizada por las brechas de infraestructura, las necesidades de inversión inicial y las compensaciones operativas.
En conjunto, estos hallazgos revelan que los verdaderos líderes son aquellos que van más allá de la intención. En 2025, las empresas a la vanguardia de la sostenibilidad la están integrando en sus operaciones centrales —a través de la trazabilidad digital, la armonización de datos, las adquisiciones alineadas con incentivos y las colaboraciones activas entre industrias—, desbloqueando tanto un impacto ambiental medible como una mayor resiliencia operativa. El informe Estado de la Sostenibilidad en la Cadena de Suministro sirve como espejo y mapa: refleja dónde se encuentran hoy las empresas y traza rutas claras y medibles para acelerar la descarbonización de las cadenas de suministro a nivel global.
INTRODUCCIÓN
La sostenibilidad se ha convertido en un elemento esencial de la gestión de la cadena de suministro, dando forma a cómo las empresas compiten, crecen y construyen resiliencia en un mundo incierto. El Informe Estado de la Sostenibilidad en la Cadena de Suministro 2025, elaborado por el MIT Sustainable Supply Chain Lab del MIT Center for Transportation and Logistics y el Council of Supply Chain Management Professionals, se basa en seis años de investigación para ofrecer una visión clara de cómo las empresas están transformando sus compromisos en acciones, dónde se está acelerando el progreso y qué desafíos continúan frenando el impulso.
El informe de este año se basa en una encuesta global de más de 1.200 profesionales de 97 países, que representan funciones de cadena de suministro, adquisiciones, logística, operaciones y sostenibilidad en diversos sectores. Sus perspectivas ofrecen una visión singularmente completa de cómo las prácticas de sostenibilidad están evolucionando en todo el mundo. Estructuramos la investigación en torno a tres temas centrales: el primero es el papel de las regulaciones, seguido por la medición y gestión de las emisiones de Alcance 3, y finalmente, la descarbonización del transporte de carga. En conjunto, estos temas capturan las fuerzas que están moldeando la sostenibilidad en la cadena de suministro hoy y señalan dónde la acción tendrá el mayor impacto mañana.
Una de las preguntas clave de la investigación de este año fue: ¿Cómo responden las empresas a un panorama político cambiante? En los últimos años, los gobiernos de todo el mundo han avanzado en las regulaciones sobre gases de efecto invernadero (GEI) y, en algunos casos, las han revertido, creando incertidumbre para las corporaciones. Sin embargo, el estudio revela que las estrategias corporativas de sostenibilidad están resultando más resilientes que los ciclos políticos.
El 80% de las empresas encuestadas considera que la sostenibilidad es importante o extremadamente importante para el éxito a largo plazo, con un 73% que informa no haber cambiado sus compromisos tras la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París, y un 12% que incluso ha incrementado sus esfuerzos. Muchas organizaciones avanzan con estrategias que anticipan o superan los requisitos regulatorios, utilizando las normas más estrictas aplicables como puntos de referencia.
Las diferencias regionales son claras. En Europa, regulaciones como la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) actúan como el principal impulsor de acción, empujando a las empresas hacia divulgaciones estandarizadas, mejor gobernanza de datos y transparencia en la cadena de valor. En América del Norte, las expectativas de los inversionistas y las prioridades de los directorios tienen más peso que los mandatos gubernamentales. A pesar de estas diferencias, ambas regiones muestran optimismo: más de la mitad de los encuestados informan alta confianza en cumplir sus objetivos de sostenibilidad, siendo las empresas europeas ligeramente más confiadas que sus contrapartes norteamericanas. Pero algo está claro a nivel global: las empresas con objetivos públicos de sostenibilidad son mucho más propensas a integrar la sostenibilidad en la toma de decisiones diarias e invertir en iniciativas de alto impacto. Esto sugiere que la rendición de cuentas pública crea impulso interno, señalando que cuando las empresas asumen compromisos explícitos, es más probable que los concreten con una ejecución significativa.
Las emisiones de Alcance 3, las emisiones indirectas de los proveedores, el transporte, el uso del producto y todas las demás partes de la cadena de valor, siguen siendo el área más difícil de la gestión climática corporativa. Normalmente representan más del 75% de las emisiones totales de una empresa1. Sin embargo, la presentación de informes está muy rezagada respecto a los Alcances 1 y 2. Los resultados de este año subrayan tanto la magnitud del desafío como las crecientes innovaciones para abordarlo. Más del 40% de las empresas ahora rastrean los Alcances 1 y 2, pero muchas menos informan sobre el Alcance 3. La principal barrera son los datos de los proveedores: aproximadamente el 70% de los encuestados mencionaron la falta de información específica de proveedores como el mayor desafío. La fragmentación metodológica y la complejidad de los cálculos siguieron de cerca, citadas por más de la mitad de los encuestados. Las limitaciones de recursos, los altos costos de las herramientas digitales y las preocupaciones sobre la privacidad de los datos complican aún más la medición.
Las diferencias regionales vuelven a destacarse. Las empresas norteamericanas dependen en gran medida de los datos financieros y de los promedios industriales, un enfoque que ofrece una amplia comparabilidad pero no refleja las mejoras específicas de los proveedores. En contraste, las empresas europeas dependen más de los datos de los proveedores, reflejando un compromiso más profundo con los socios aguas arriba. Cabe destacar que el 50% de los encuestados norteamericanos todavía dependen principalmente de hojas de cálculo, en comparación con solo el 33% en Europa, donde las empresas utilizan con mayor frecuencia herramientas de Evaluación del Ciclo de Vida y soluciones personalizadas.
En cuanto a la reducción, la economía es un gran cuello de botella. Más de la mitad de las empresas informan un retorno de inversión poco claro como la principal barrera para reducir las emisiones de Alcance 3, seguida de los altos costos de implementación y la falta de influencia sobre los proveedores. Este desafío es especialmente agudo para las pequeñas y medianas empresas (PYMES): casi la mitad teme que los clientes no paguen más por productos más ecológicos, mientras que el 43% carece de conocimiento, el 40% carece de recursos o el 31% carece de señales de demanda necesarias para justificar la inversión. Para las PYMES, el problema no es tanto la disposición como la viabilidad.
A pesar de estos obstáculos, las empresas, especialmente aquellas que han declarado públicamente sus objetivos de sostenibilidad, están comenzando a aplicar estrategias efectivas, como las colaboraciones sectoriales. Iniciativas como SteelZero2 y RE1003 ilustran cómo unirse y establecer estándares compartidos puede acelerar la transición de los proveedores. Los datos de la encuesta muestran una fuerte participación en alianzas intersectoriales y asociaciones con proveedores, aunque persisten barreras notables como los costos, la capacidad y las preocupaciones sobre el intercambio de datos. Es importante destacar que las empresas que participan en colaboraciones informan una mejora en los datos de emisiones, una mayor alineación con los proveedores, acceso a experiencia técnica e influencia en políticas. Estos beneficios sugieren que la colaboración no es solo una opción, sino una necesidad para escalar una gestión creíble del Alcance 3.
Uno de los mayores contribuyentes a las emisiones de Alcance 3 es el transporte, lo que lo convierte en un punto focal crítico para la descarbonización de la cadena de suministro. Para captar cómo las empresas ven este desafío, el estudio 2025 incluyó una sección dedicada al transporte de carga. La encuesta exploró percepciones sobre tres grandes vías tecnológicas: biocombustibles, vehículos eléctricos con batería e hidrógeno. Los biocombustibles surgieron como la palanca más práctica a corto plazo, ofreciendo resultados casi inmediatos con las flotas e infraestructuras existentes. Las soluciones eléctricas por batería se consideran cada vez más viables para rutas urbanas y regionales donde existen redes de carga, con expectativas crecientes a medida que mejoran las autonomías y disminuyen los costos. El hidrógeno es ampliamente considerado una solución a más largo plazo para el transporte pesado de larga distancia, condicionada al desarrollo de hidrógeno verde asequible, infraestructura de recarga y costos de vehículos más bajos. Sin embargo, el optimismo se ve moderado por obstáculos claros. Los encuestados identificaron las brechas de infraestructura, los altos costos iniciales y las limitaciones de autonomía como los obstáculos más urgentes. Las diferencias regionales nuevamente influyen en las perspectivas: las empresas norteamericanas están más preocupadas por los costos y la resistencia de la industria, mientras que los encuestados europeos destacan el apoyo regulatorio, la fiabilidad y el retorno de la inversión.
A pesar de estos desafíos, las empresas están priorizando la acción. La eficiencia operativa —como la optimización de rutas, la consolidación de cargas y la gestión del combustible— fue clasificada como la estrategia más importante a corto plazo, proporcionando ahorros de costos junto con reducciones de emisiones, seguida de la inversión en activos de bajas emisiones. La secuencia refleja pragmatismo: centrarse primero en medidas alcanzables y rentables, y luego escalar tecnologías transformadoras a medida que la economía y la infraestructura se alinean.
Este informe anual ofrece a los profesionales una visión integral de los temas mencionados, con el objetivo de ayudar a las organizaciones a tomar decisiones sostenibles en el contexto actual. Nuestro objetivo es avanzar en las discusiones sobre los esfuerzos de sostenibilidad incorporando hallazgos de investigación sobre sostenibilidad en la cadena de suministro y recopilando perspectivas de los profesionales. La meta es dar forma colectivamente al futuro de este campo y crear juntos un futuro más sostenible para el mundo.
El resto del informe está estructurado de la siguiente manera. La sección de Metodología de nuestro estudio se centra en el enfoque de investigación y proporciona información descriptiva sobre los datos recopilados. La sección titulada El Papel de las Regulaciones examina el impacto de las regulaciones gubernamentales en el logro de los objetivos de sostenibilidad y cómo los cambios regulatorios afectan a las organizaciones. En la sección Gestión del Alcance 3: De la Medición a la Mitigación, el informe examina qué tecnologías utilizan las empresas para rastrear y medir sus emisiones y la necesidad de involucrar a los proveedores para garantizar que se recopilen datos precisos. También abarca lo que se puede ganar con las colaboraciones sectoriales y cómo estas pueden ser beneficiosas para los esfuerzos de descarbonización. Finalmente, en la sección Sector del Transporte, ofrecemos un examen exhaustivo para abordar qué tecnologías la industria considera más exitosas en los esfuerzos por descarbonizar y qué obstáculos enfrenta al hacer la transición hacia opciones más sostenibles. Luego presentamos los hallazgos y las implicaciones de este informe en la sección de Conclusiones.
LA SOSTENIBILIDAD SIGUE SIENDO IMPORTANTE — Y EN 2025, LA EVIDENCIA DEMUESTRA QUE IMPORTA MÁS QUE NUNCA
METODOLOGÍA
Los amplios objetivos del estudio son trazar el estado actual de la sostenibilidad corporativa en todos los sectores, examinando cómo las empresas miden, gobiernan y divulgan sus emisiones, con especial énfasis en las emisiones de Alcance 3. El informe explora el grado de visibilidad en la cadena de suministro, el uso de herramientas, datos y apoyo de terceros, el nivel de confianza que las empresas tienen en sus resultados y el grado en que los indicadores de sostenibilidad están integrados en la toma de decisiones empresariales. El estudio también busca identificar las presiones, impulsores y barreras que moldean el progreso, incluyendo los desafíos específicos de las PYMES, el papel de las colaboraciones sectoriales, los impactos regulatorios y las demandas de los clientes. El estudio de este año añade un enfoque especial en el sector del transporte de carga, evaluando las expectativas sobre la adopción de tecnologías de bajas emisiones y combustibles alternativos.
Realizamos una encuesta en 2025 como la última fase de nuestro estudio multianual Estado de la Sostenibilidad en la Cadena de Suministro. La encuesta recopiló datos cuantitativos estandarizados de un amplio conjunto de profesionales en cadena de suministro, sostenibilidad, operaciones, adquisiciones y logística, lo que permitió comparabilidad con ediciones anteriores. Utilizando muestreo intencionado y en cadena a través de asociaciones profesionales, la red MIT Global SCALE4, listas de socios, eventos y redes sociales, reunimos 1.203 respuestas válidas de 97 países. La elegibilidad requería empleo actual y familiaridad con actividades de cadena de suministro o sostenibilidad. La participación fue voluntaria, anónima y limitada a una respuesta por individuo. La encuesta, con un promedio de 45 preguntas, se ofreció en inglés, español, francés, chino simplificado y portugués. Incluyó preguntas de opción múltiple, abiertas y de escala Likert (1–5) para captar prioridades, prácticas, percepciones y desafíos relacionados con la sostenibilidad. Además de registrar la función empresarial de los encuestados, el grado de su participación en iniciativas de sostenibilidad y las ubicaciones geográficas de sus empresas, las preguntas de la encuesta giraron en torno a los siguientes tres temas principales:
1.203 RESPUESTAS, 97 PAÍSES, 5 IDIOMAS
Figura 1: Demografía de la Encuesta 2025 sobre el Estado de la Sostenibilidad en la Cadena de Suministro
EL PAPEL DE LAS REGULACIONES
El Compromiso con la Sostenibilidad Corporativa Persiste a Pesar de los Cambios en las Políticas
A nivel mundial, durante los últimos años, muchas regulaciones sobre emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para empresas han sido aprobadas y puestas en práctica, y, en algunos casos, derogadas tras su aprobación. Ya sea debido a cambios de administración o a la falta de claridad sobre cómo se aplicarán las normas, esto dificulta que las empresas sepan qué se espera de ellas. Nos interesa entender cómo estos cambios afectan las decisiones empresariales. Los resultados de la encuesta muestran que la sostenibilidad sigue siendo una prioridad estratégica para las empresas tanto en Estados Unidos como en Europa, con un 80% de las empresas encuestadas que considera la sostenibilidad importante o extremadamente importante para el éxito a largo plazo de su negocio.
A pesar de la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París, la Figura 2 muestra que más del 70% de las empresas reporta ningún cambio en su compromiso con la sostenibilidad, y un 12% adicional incluso ha incrementado sus esfuerzos. Las estrategias corporativas de sostenibilidad podrían operar independientemente de los cambios en las políticas climáticas nacionales, impulsadas por factores que van más allá de las posiciones políticas federales, o podrían utilizar la regulación más estricta aplicable como referencia para orientar los objetivos de sus organizaciones.
En Europa, el 60% de las empresas respondió “Sí” a enfrentar presión para mejorar la sostenibilidad de su cadena de suministro, en comparación con el 46% en América del Norte, lo que sugiere que el impulso por la sostenibilidad es más significativo y extendido en el mercado europeo (ver Figura 3). Además, en Europa, la regulación es el principal anclaje. La Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), junto con los Estándares Europeos de Reporte de Sostenibilidad y los requisitos de aseguramiento, están impulsando a las empresas a estandarizar las divulgaciones y mejorar la gobernanza de los datos. Este marco regulatorio afecta directamente a las empresas europeas e indirectamente a las multinacionales no pertenecientes a la UE a través de sus filiales, listados y expectativas en la cadena de valor. En Estados Unidos, la motivación suele originarse en los inversionistas y las juntas directivas más que en las regulaciones gubernamentales, sin mencionar a los clientes del mercado europeo. Las empresas multinacionales están exigiendo a sus proveedores cumplir con los estándares de la CSRD y las prácticas de recopilación de datos.
Además de las diferencias regionales en los impulsores de la sostenibilidad, la confianza en alcanzar los objetivos de sostenibilidad varía ligeramente entre regiones. Entre las empresas que reportan altos niveles de confianza (4 o 5 en la escala de 5 puntos), el 64,4% de las empresas europeas y el 56,7% de las norteamericanas indican alta confianza.
En general, más de la mitad de las empresas encuestadas (56,2%) expresan alta confianza en su capacidad para alcanzar los objetivos de sostenibilidad, con un 35,86% que reporta nivel 4 de confianza y un 20,34% que expresa una confianza extremadamente alta, lo que sugiere que, a pesar de los desafíos de implementación, la mayoría de las empresas siguen siendo optimistas respecto a convertir sus compromisos en resultados medibles.
Sostenibilidad en la Toma de Decisiones: Impacto de los Compromisos Públicos y la Presión de los Grupos de Interés
Al analizar las empresas que han mantenido sus compromisos de sostenibilidad desde enero de 2025, nos centramos en cómo operan en la práctica para evaluar si sus objetivos de sostenibilidad están integrados en las actividades diarias. Nuestra investigación muestra que existe una notable brecha de ejecución entre la intención estratégica y la práctica diaria de una organización. Solo el 39% de las empresas que informaron compromisos sin cambios o aumentados desde la administración Trump han integrado efectivamente los indicadores de sostenibilidad en la toma de decisiones operativas cotidianas.
Curiosamente, las empresas con objetivos de sostenibilidad declarados públicamente muestran niveles significativamente más altos de integración de la sostenibilidad diaria en comparación con aquellas sin compromisos públicos. Entre las empresas que han hecho promesas públicas de sostenibilidad, el 57,33% incorpora con frecuencia o siempre decisiones sostenibles en sus operaciones diarias, mientras que solo el 13,38% de las empresas sin objetivos públicos alcanza ese nivel de integración (ver Figura 6). También encontramos que las empresas de diversos sectores y regiones que han asumido compromisos públicos y enfrentan presión de múltiples grupos de interés tienden a invertir más en iniciativas de sostenibilidad de alto impacto, incluyendo la adopción de energías renovables, innovación de productos, reducción de residuos y economía circular.
Las empresas con objetivos de sostenibilidad son un 74% más propensas a invertir en iniciativas que reducen efectivamente sus emisiones.
Esto sugiere que los mecanismos de rendición de cuentas pública crean presiones internas más fuertes para integrar los principios de sostenibilidad en las operaciones empresariales. Los hallazgos destacan que los compromisos externos y la transparencia están asociados con una implementación más sistemática de prácticas sostenibles más allá de las declaraciones estratégicas.
En general, los resultados muestran que, aunque la volatilidad regulatoria genera incertidumbre, no ha debilitado el impulso de la sostenibilidad corporativa. Las empresas continúan viendo la sostenibilidad como un elemento estratégicamente importante, a menudo estableciendo objetivos que anticipan o superan los requisitos de política. Las diferencias regionales siguen siendo claras: las empresas europeas están más directamente moldeadas por la regulación, mientras que las organizaciones norteamericanas se apoyan más en las prioridades de los inversionistas y las juntas directivas. Sin embargo, en ambos casos, los compromisos públicos y la presión de los grupos de interés impulsan una integración más profunda de la sostenibilidad en la práctica empresarial. Es importante destacar que las empresas que hacen explícitos sus objetivos tienen muchas más probabilidades de incorporarlos en sus decisiones diarias e invertir en iniciativas de alto impacto, lo que subraya que la transparencia y la ejecución efectiva son factores clave para lograr un progreso significativo.
El 57% de las empresas con compromisos públicos de sostenibilidad integran la sostenibilidad en sus operaciones diarias, lo que indica que los compromisos son cada vez más operativos y no solo aspiracionales.
GESTIÓN DEL ALCANCE 3:
DE LA MEDICIÓN A LA MITIGACIÓN
Esta sección destaca cómo las empresas están abordando y gestionando las emisiones de Alcance 3, comenzando con la comprensión del estado actual y los desafíos de su medición, y profundiza en las herramientas, tecnologías y fuentes de datos utilizadas para capturar estas emisiones, señalando las diferencias entre regiones como América del Norte y Europa. También resalta los desafíos tanto en la medición como en la reducción y luego explora estrategias prácticas de descarbonización, incluyendo la participación de proveedores y las colaboraciones sectoriales.
Medir lo que importa: Perspectivas sobre las emisiones de Alcance 3: desafíos y estado actual
Las empresas enfrentan una creciente presión para medir y reportar sus emisiones, especialmente aquellas con objetivos públicos de sostenibilidad o con operaciones en la Unión Europea. Según el Greenhouse Gas Protocol, el Alcance 1 cubre las emisiones directas, el Alcance 2 cubre la energía comprada, y el Alcance 3 abarca todas las demás emisiones indirectas a lo largo de la cadena de valor5. El Alcance 3 es el más difícil de medir y gestionar, pero normalmente representa más del 75% de la huella total de una empresa.
Si bien muchas empresas se han vuelto competentes en la presentación de informes de Alcances 1 y 2, el Alcance 3 sigue siendo un gran desafío. Más del 40% de las empresas rastrean y reducen las emisiones de Alcances 1 y 2, pero menos de la mitad de ellas rastrean y reducen sus emisiones de Alcance 3, especialmente en las Categorías 1 (Bienes y servicios adquiridos), 4 (Transporte aguas arriba) y 9 (Transporte/distribución aguas abajo). La complejidad de las cadenas de suministro globales, la disponibilidad de datos y las decisiones metodológicas contribuyen a esta brecha, lo que subraya por qué el Alcance 3 es el eje central de las estrategias climáticas creíbles.
Las hojas de cálculo dominan (79%) la medición del Alcance 3, lo que refleja tanto avances en cobertura como la necesidad urgente de soluciones escalables habilitadas por tecnología.
Diagrama adaptado del Greenhouse Gas Protocol (2024)
Herramientas y tecnologías para la medición
Al analizar cómo las empresas rastrean sus emisiones de Alcance 3, es evidente que las hojas de cálculo siguen siendo la herramienta principal (79,2%) para la medición en una proporción significativa de empresas, independientemente de su tamaño (ver Figura 7).
La continua dependencia de las hojas de cálculo conlleva riesgos en la calidad de los datos, la auditabilidad y la escalabilidad. La transición hacia modelos de datos estandarizados y sistemas integrados que puedan conectarse con plataformas empresariales (ERP, logística, adquisiciones) será fundamental para reducir errores y mejorar la integración de datos de proveedores.
Esta dependencia indica que el proceso aún está en una etapa inicial, con manejo manual de datos y falta de sistemas integrados de registro para la información de emisiones. Las diferencias regionales son notables: en América del Norte, el 50% de las empresas depende de hojas de cálculo, en comparación con aproximadamente un 32% en Europa. Las empresas europeas muestran una mayor adopción de herramientas de Evaluación del Ciclo de Vida (LCA) y soluciones personalizadas (~36% frente a ~16% en América del Norte) (ver Figura 8).
Fuentes de datos para la medición (América del Norte vs. Europa)
La encuesta también revela patrones regionales distintos en las fuentes de datos (ver Figura 9). Las empresas norteamericanas dependen principalmente de datos financieros y promedios industriales, métodos que proporcionan una amplia comparabilidad pero no capturan las mejoras específicas de los proveedores. Las empresas europeas, en cambio, se apoyan más en datos de proveedores, lo que indica una mayor colaboración con los socios de la cadena de suministro aguas arriba.
Esto es importante porque los métodos basados en datos financieros y promedios industriales, en los que se apoya América del Norte, ofrecen comparabilidad general pero son insuficientes para estimar con precisión las emisiones y pueden pasar por alto reducciones reales en el nivel de los proveedores. Uno de los principales desafíos de estos métodos es que priorizan el costo sobre las emisiones reales, lo que desincentiva las inversiones en sostenibilidad.
Por ejemplo, si una empresa compra un producto más sostenible a un costo más alto, sus emisiones reportadas pueden aumentar, incluso si su verdadero impacto ambiental disminuye6. Las empresas que integran datos de proveedores están mejor posicionadas para capturar avances, dirigir intervenciones y gestionar riesgos en toda su cadena de valor.
Desafíos en la medición de las emisiones de Alcance 3
El mayor obstáculo para la medición del Alcance 3 es la disponibilidad (o falta) de datos de los proveedores, según lo reportado por aproximadamente el 70% de los encuestados (ver Figura 10). Sin acceso a datos a nivel de actividad o específicos del producto, incluso las empresas más motivadas tienen dificultades para calcular emisiones precisas. Dos desafíos metodológicos le siguen de cerca: el primero es la falta de metodologías estandarizadas (~53%) y el segundo es la complejidad inherente de los cálculos (~52%). Esto demuestra lo fragmentada que está la orientación metodológica y cómo complica el proceso contable. La limitada experiencia interna (~39%), los altos costos de software o herramientas (~32%) y las preocupaciones sobre la privacidad de los datos (~26%) agravan aún más el problema, constituyendo barreras de capacidad.
Las diferencias regionales (ver Figura 11) reflejan necesidades diversas. Aunque los datos de proveedores son el mayor desafío en todas las regiones, las empresas europeas reportan más dificultades con la complejidad metodológica y los costos de las herramientas, mientras que las norteamericanas destacan las brechas de recursos y las preocupaciones sobre el intercambio de datos. Las carencias de información de proveedores y la falta de métodos estandarizados siguen siendo problemas importantes en ambas regiones. Estos resultados muestran que lograr una medición creíble del Alcance 3 requiere más que un compromiso a nivel empresarial. Es evidente la necesidad de una colaboración sectorial más amplia para estandarizar la contabilidad de emisiones, mejorar las herramientas digitales y fortalecer la participación de los proveedores a fin de hacer que la contabilidad del Alcance 3 sea creíble y escalable.
Desafíos para Reducir las Emisiones de Alcance 3
Medir el Alcance 3 es solo el primer paso; reducirlo suele ser lo más desafiante. El mayor obstáculo es la falta de un caso de negocio claro: el 56% de los encuestados mencionó un retorno de inversión poco claro derivado de los esfuerzos de reducción (ver Figura 12). El desafío de involucrar a los grupos de interés cuyas actividades impactan significativamente los resultados del Alcance 3 —como proveedores, clientes y socios logísticos— ocupa el segundo lugar (~52%). Le siguen de cerca los altos costos de implementación (50%) y la poca influencia sobre los proveedores (~44%): las empresas enfrentan costos y responsabilidad, pero a menudo sienten que carecen del poder para generar cambios significativos en su cadena de suministro. El riesgo en la planificación aumenta con la incertidumbre regulatoria (~40%), que desincentiva la inversión en intervenciones a largo plazo. Solo aproximadamente un 15% de las empresas cita dificultad para identificar los puntos críticos de emisiones, lo que sugiere que la mayoría sabe dónde se concentran sus emisiones, pero tiene dificultades para movilizar a sus socios y justificar las inversiones necesarias. En las distintas regiones, se reportan desafíos similares.
El 56% de las empresas citan un retorno de inversión poco claro como barrera, lo que resalta la tensión persistente entre la motivación y la justificación financiera.
Aunque la mayoría de las empresas afirman haber identificado sus “puntos críticos” de emisiones, transformar ese conocimiento en acción sigue estando limitado por desafíos económicos y de gobernanza. Las pequeñas y medianas empresas (PYMES) enfrentan desafíos particulares en el avance hacia la sostenibilidad. Casi la mitad (~49%) anticipa que sus principales clientes corporativos no estarán dispuestos a pagar un sobreprecio por productos más sostenibles, lo que dificulta justificar el gasto adicional. Las brechas de conocimiento (~43%) son otro gran obstáculo, ya que muchas PYMES siguen sin tener claridad sobre qué pasos seguir, qué estándares adoptar o cómo medir los beneficios. Un caso de negocio débil se ve aún más afectado por los altos costos (~40%) y la baja demanda (~31%); las inversiones parecen riesgosas cuando los clientes no solicitan ni cofinancian opciones más ecológicas. Obstáculos intermedios como demandas contradictorias (~22%) y limitaciones de tiempo (~19%) reflejan la capacidad restringida de equipos pequeños que gestionan múltiples prioridades. Al mismo tiempo, una proporción notable de PYMES informa no tener barreras (~9%) o no estar seguras (~12%), lo que sugiere falta de conciencia sobre cómo las regulaciones de emisiones podrían afectar su negocio. Para muchas, el desafío tiene menos que ver con la intención y más con la viabilidad: las limitaciones económicas, las brechas de información y la capacidad limitada dificultan asignar recursos escasos a la descarbonización sin una orientación clara o incentivos de precios.
En última instancia, sin el apoyo de las grandes corporaciones o incentivos para que sus proveedores PYMES reduzcan emisiones, las reducciones significativas del Alcance 3 seguirán siendo un objetivo lejano.
Palancas de Descarbonización para Reducir el Alcance 3: Compromiso con los Proveedores
Involucrar a los proveedores es una palanca crítica para reducir las emisiones de Alcance 3, y las empresas emplean una combinación de enfoques que generalmente se agrupan en cuatro categorías:
Las palancas de adquisiciones fundamentales son las más comunes, incluyendo la sostenibilidad en la selección de proveedores (~70%) y la solicitud de datos de emisiones a proveedores (~55%), como se muestra en la Figura 15. El mecanismo comercial es relativamente subutilizado (~42%): es poderoso para consolidar cambios, pero es empleado por una menor proporción de empresas, mientras que las palancas de desarrollo de capacidades y aseguramiento se usan de manera moderada. Las diferencias regionales son notables (ver Figura 16). Las organizaciones norteamericanas distribuyen sus esfuerzos entre criterios de selección, solicitudes de datos y capacitación, mientras que las empresas europeas se apoyan más en auditorías, certificaciones y fortalecimiento de la capacidad de los proveedores. Los mecanismos comerciales, como los incentivos financieros o los contratos a largo plazo, siguen siendo poco utilizados en ambas regiones, a pesar de su potencial para impulsar cambios sostenibles.
Colaboraciones Sectoriales
La colaboración entre industrias está surgiendo como una poderosa vía para la descarbonización, con empresas que trabajan juntas para adquirir insumos sostenibles y crear estándares uniformes. Las alianzas sectoriales ayudan a avanzar la descarbonización del Alcance 3 al liberar a los proveedores de la carga de gestionar múltiples y contradictorias solicitudes. SteelZero2, por ejemplo, anima a los fabricantes de acero a invertir en producción más limpia al reunir a compradores como Maersk y Volvo Cars, que se comprometen a usar 50% de acero de bajas emisiones para 2030 y 100% de acero neutro en carbono para 2050. De manera similar, RE1003 reúne a cientos de empresas que buscan abastecer toda su electricidad de fuentes renovables, generando una demanda significativa y constante que impulsa el desarrollo de energía limpia y la descarbonización de los proveedores.
Como resultado, al agrupar la demanda, estandarizar prácticas y compartir conocimiento no propietario, las alianzas sectoriales fortalecen las iniciativas de descarbonización del Alcance 3. La Figura 17 muestra la variedad de colaboraciones en las que participan las empresas. Las más comunes son las coaliciones de sostenibilidad (48,8%), seguidas por los programas conjuntos con proveedores (31,2%). Un número significativo de encuestados no tiene claridad o no participa, lo que indica una conciencia y participación insuficientes.
Nuevamente aparecen diferencias regionales: las empresas europeas reportan una participación ligeramente mayor en coaliciones y programas conjuntos con proveedores (42,3%) en comparación con las empresas norteamericanas (35,7%). En América del Norte, las empresas dependen más de alianzas intersectoriales (21,4%), y una proporción similar (21,4%) informa no participar en ninguna iniciativa (ver Figura 18).
La colaboración entre industrias da resultados.
El 80% de los participantes informa mejoras en la calidad de los datos de emisiones, la alineación con los proveedores, el intercambio de conocimientos, la eficiencia en costos y la influencia en políticas.
Cuando las organizaciones colaboran, desbloquean múltiples ventajas que fortalecen tanto la ejecución como la economía. Como se muestra en la Figura 19, entre las empresas que participan en colaboraciones sectoriales, los beneficios más comúnmente reportados incluyen una mayor participación de los proveedores, una mejor alineación en los objetivos de sostenibilidad y un mayor acceso a datos de emisiones y marcos de reporte, todos ellos citados por casi cuatro de cada cinco encuestados (87%). Además, muchas organizaciones destacan los beneficios derivados del uso compartido de recursos y conocimientos, así como los ahorros directos obtenidos mediante inversiones conjuntas en sostenibilidad (64,2%). Casi la mitad de las empresas también informan una mejor conformidad regulatoria y una mayor influencia en políticas (46,3%).
Por lo tanto, los beneficios de la colaboración son claros: mejora en los datos de emisiones, mejor alineación con los proveedores, conocimientos compartidos, ahorro de costos e influencia en políticas. Sin embargo, existen diversas barreras que limitan una colaboración más profunda o más amplia y deben ser tomadas en cuenta. Las organizaciones enfrentan una combinación de obstáculos prácticos y de coordinación al colaborar. Las principales barreras incluyen limitaciones de costos y recursos, problemas de estandarización, preocupaciones sobre el intercambio de datos y diferencias en prioridades (ver Figuras 20 y 21).
El Alcance 3 sigue siendo la parte más significativa y, al mismo tiempo, la más difícil de gestionar en las emisiones corporativas. Las empresas están avanzando en la medición, pero las brechas en los datos de los proveedores, la complejidad metodológica y los recursos limitados continúan ralentizando el progreso. Si bien las palancas de adquisición y las colaboraciones sectoriales están comenzando a fomentar la participación, las reducciones sostenibles requerirán estándares más claros, asociaciones más sólidas con los proveedores y una acción colectiva que transforme la medición en descarbonización efectiva. Dentro del reporte de Alcance 3, el transporte emerge constantemente como uno de los mayores contribuyentes a las emisiones, representando las categorías más significativas para muchas empresas. Dado que el transporte de carga es tanto esencial para las cadenas de suministro globales como un gran impulsor de la intensidad de carbono, comprender las vías tecnológicas, las barreras de adopción y las prioridades estratégicas en este sector es fundamental. Por esta razón, el informe de este año incluye una sección dedicada al transporte para evaluar cómo las organizaciones están abordando la descarbonización de esta área de alto impacto.
SECTOR DEL TRANSPORTE
Perspectivas del sector del transporte de carga y vías para la descarbonización
Este año, el estudio Estado de la Sostenibilidad en la Cadena de Suministro incluyó un módulo dedicado al transporte de carga para evaluar las perspectivas tecnológicas, los obstáculos de adopción y las prioridades estratégicas del sector. El transporte de carga suele ser el mayor componente de las emisiones de Alcance 3 debido a la dependencia del transporte por carretera de larga distancia, las amplias redes de distribución y las operaciones logísticas intensivas en energía, especialmente en Estados Unidos. El enorme volumen de mercancías transportadas a través de vastas geografías, combinado con la visibilidad limitada de los datos a nivel de transportista, hace que el transporte sea una categoría dominante en los reportes de Alcance 3. La encuesta evaluó el impacto percibido en la reducción de emisiones de las principales tecnologías tanto a corto plazo (1–3 años) como a largo plazo (4–10 años), centrándose específicamente en biocombustibles, baterías eléctricas e hidrógeno. También se pidió a los encuestados que clasificaran sus enfoques de descarbonización por nivel de importancia. Dado que el transporte es una fuente importante de emisiones de Alcance 3, el seguimiento de las expectativas tecnológicas, las barreras de adopción y las prioridades estratégicas muestra dónde la descarbonización es realmente viable en los próximos 1 a 10 años.
Estos conocimientos, a su vez, orientan las inversiones, las políticas y los programas con proveedores hacia las palancas de mayor impacto y ayudan a eliminar las restricciones específicas que frenan la ampliación de estas tecnologías.
Para explorar cómo las empresas ven la vía hacia la descarbonización del transporte de carga, nuestra encuesta pidió a los encuestados que evaluaran el impacto esperado en la reducción de emisiones de las soluciones basadas en biocombustibles, baterías eléctricas e hidrógeno, tanto a corto plazo (1–3 años) como a largo plazo (4–10 años). Entre las tres opciones, los biocombustibles se consideran la palanca más útil e inmediata para la descarbonización del transporte, y muchos ya perciben un impacto moderado o alto a corto plazo, con una confianza que aumenta a largo plazo a medida que maduran el suministro y los estándares. Siendo esta la transición más sencilla para una flota antigua, tiene sentido que genere el mayor impacto a corto plazo.
El hidrógeno aparece como una apuesta a largo plazo, particularmente para el transporte pesado de larga distancia, con un impacto esperado que crecerá en los próximos 4–10 años.
Las soluciones eléctricas con batería suelen percibirse como de alto impacto cuando los ciclos operativos lo permiten, especialmente en rutas urbanas y regionales con infraestructura de carga en depósitos o corredores. Por ello, las expectativas son altas a corto plazo y mejoran a medida que aumentan la autonomía de los vehículos, se expanden las redes de carga y se reducen los costos totales de propiedad. El hidrógeno, en contraste, se considera una opción a más largo plazo, orientada al transporte pesado, de larga distancia y alta utilización, donde el repostaje rápido y la alta densidad energética son factores críticos; su impacto percibido crece principalmente en el horizonte de 4 a 10 años, dependiendo del desarrollo de hidrógeno verde asequible, la infraestructura de repostaje y la reducción de costos de los vehículos. En resumen, los biocombustibles ofrecen un amplio impacto a corto plazo, las baterías proporcionan resultados sólidos en rutas adecuadas y el hidrógeno representa la promesa a largo plazo para los ciclos de transporte pesado.
Factores Clave y Barreras para Escalar Soluciones de Transporte Sostenible
Tras identificar las tecnologías que se perciben con mayor potencial de reducción de emisiones, nuestra encuesta examinó las barreras que enfrentan las empresas al implementarlas. Los encuestados destacan la infraestructura y la economía como los principales desafíos para escalar el transporte limpio, con redes limitadas de carga y repostaje en el primer lugar, seguidas por los altos costos iniciales y las limitaciones de alcance u operativas que complican los ciclos de trabajo reales. Las brechas políticas y los incentivos inciertos generan fricción adicional, mientras que las preocupaciones sobre la madurez tecnológica, la fiabilidad, el retorno de la inversión y cierta resistencia cultural reducen el interés en invertir. El camino a seguir depende de desarrollar la infraestructura, reducir los costos de vehículos y combustibles, y fortalecer el apoyo político.
La incertidumbre política y las dudas tecnológicas ralentizan la adopción, con brechas en los incentivos, preocupaciones sobre la fiabilidad y resistencia cultural que frenan la inversión.
Como se muestra en la Figura 24, las comparaciones regionales revelan que los encuestados de América del Norte mencionan la falta de incentivos regulatorios (18,8%) y la resistencia de la industria al cambio (18,8%) como las principales barreras. Curiosamente, en Europa nadie indicó la resistencia al cambio como un obstáculo, lo que sugiere que las transformaciones en la industria del transporte son anticipadas y aceptadas como necesarias en el futuro cercano.
En Europa, los encuestados otorgan un peso similar a los altos costos iniciales, la falta de apoyo regulatorio, los problemas de preparación tecnológica y fiabilidad, y la incertidumbre sobre el retorno de la inversión, reflejando un conjunto más amplio de preocupaciones que van más allá de la infraestructura. Esto indica que, mientras los factores financieros y culturales dominan en América del Norte, los actores europeos enfrentan un conjunto más diverso de obstáculos. Las diferencias subrayan la necesidad de estrategias distintas para aumentar la adopción: abordar los costos y la mentalidad industrial en América del Norte, y apoyar la preparación tecnológica, la fiabilidad, los incentivos regulatorios y la certeza de inversión en Europa.
Priorización de Estrategias para la Descarbonización del Transporte de Carga
Las empresas adoptan un enfoque escalonado para reducir las emisiones del transporte de carga, priorizando acciones rápidas y de bajo umbral antes de considerar estrategias de largo plazo o basadas en el mercado. La Figura 25 ilustra cómo los encuestados clasifican cuatro estrategias —eficiencia operativa, inversión en activos de bajas emisiones, compensaciones de carbono y comercio de emisiones— en términos de importancia para reducir las emisiones del transporte de carga, siendo 1 la más importante y 4 la menos importante. La eficiencia operativa (como la optimización de rutas, la consolidación de cargas y la gestión del combustible) suele clasificarse como la estrategia principal, destacando sus ahorros de costos inmediatos y su facilidad de implementación. Invertir en activos de bajas emisiones (por ejemplo, vehículos eléctricos o de combustibles alternativos) generalmente ocupa el segundo lugar, lo que indica una inversión de capital selectiva pero creciente. Las compensaciones de carbono y el comercio de emisiones tienden a clasificarse en posiciones más bajas, lo que sugiere que son medidas complementarias más que impulsoras principales de la descarbonización del transporte.
Analizados en conjunto, los hallazgos de la sección de transporte de carga de este año destacan tanto la urgencia como la complejidad de descarbonizar un sector que sigue siendo central en las emisiones de Alcance 3. Las empresas ven los biocombustibles como la palanca más práctica a corto plazo, con soluciones eléctricas por batería ganando tracción donde la operatividad lo permite, y el hidrógeno posicionado como una apuesta de largo plazo para aplicaciones pesadas. Sin embargo, el optimismo tecnológico se ve moderado por barreras persistentes, como los costos, las brechas de infraestructura, la incertidumbre política y la inercia industrial. Las estrategias que las empresas priorizan hoy tienden hacia la eficiencia operativa y la inversión selectiva en activos de bajas emisiones, lo que muestra una secuencia de acción pragmática, en la cual las medidas inmediatas y de bajo umbral sientan las bases para escalar tecnologías transformadoras. Para líderes empresariales, formuladores de políticas e inversores, el camino a seguir dependerá de alinear incentivos, infraestructura y capital para acelerar la adopción, reconociendo que el progreso en descarbonización se desarrollará de manera desigual entre mercados y modos de transporte.
CONCLUSIÓN Y PRÓXIMOS PASOS
El informe Estado de la Sostenibilidad en la Cadena de Suministro 2025 confirma lo que muchos líderes ya perciben: la sostenibilidad ya no es un elemento periférico en la estrategia de la cadena de suministro; es central para la competitividad, la resiliencia y el crecimiento a largo plazo. Basado en una encuesta global de más de 1.200 empresas de diversos sectores, surgieron tres implicaciones clave. A pesar de la incertidumbre regulatoria, las presiones económicas y los desafíos operativos, las empresas siguen comprometidas con el avance de la sostenibilidad, impulsadas tanto por inversionistas, juntas directivas y clientes como por políticas gubernamentales. Es importante destacar que las empresas que hacen explícitos sus objetivos de sostenibilidad tienen muchas más probabilidades de integrarlos en las decisiones diarias e invertir en iniciativas de alto impacto, lo que subraya que la transparencia y la ejecución efectiva son factores esenciales para un progreso significativo.
Las emisiones de Alcance 3 siguen siendo el desafío definitorio. El mayor obstáculo para su medición es la disponibilidad de datos de los proveedores, o la falta de ellos. Las cadenas de suministro son complejas, y el seguimiento de las emisiones requiere un trabajo intensivo en datos y depende en gran medida de la colaboración con los proveedores; sin embargo, esto también representa la mayor oportunidad de impacto. Sin acceso a datos específicos de actividad o producto, incluso las empresas más motivadas tienen dificultades para calcular emisiones precisas. Las compañías están empezando a ir más allá de las hojas de cálculo, hacia herramientas más sofisticadas, una colaboración más estrecha con los proveedores y alianzas sectoriales que alinean estándares y generan impulso compartido. Las colaboraciones industriales, a través de consorcios de investigación, son una pieza clave para abordar este desafío de forma unificada, asegurando que las diferentes entidades de la cadena de suministro (es decir, aguas arriba y aguas abajo) comiencen a trabajar juntas, haciendo no solo posible medir y rastrear las emisiones de Alcance 3, sino también moldear el futuro con acciones que sienten las bases de una gestión creíble, escalable y con impacto.
El transporte, una de las mayores categorías del Alcance 3, ilustra tanto las barreras como las oportunidades que se avecinan. Las empresas están priorizando la eficiencia operativa hoy, mientras invierten selectivamente en tecnologías de bajas emisiones. Los biocombustibles ofrecen un impacto a corto plazo, las soluciones eléctricas por batería están ganando tracción donde son operativamente viables, y el hidrógeno representa una promesa a largo plazo. La diversidad de enfoques resalta una secuencia de acción pragmática: resolver lo que puede resolverse ahora, mientras se preparan los avances del mañana.
Por encima de todo, los hallazgos de este año son optimistas. Más de la mitad de las empresas reportan alta confianza en alcanzar sus metas de sostenibilidad, y aquellas con compromisos públicos y reportes transparentes son las más propensas a integrar la sostenibilidad en la toma de decisiones diaria. Las colaboraciones sectoriales se están expandiendo, las soluciones digitales maduran, y los líderes están alineando cada vez más la sostenibilidad con la creación de valor.
El camino a seguir no será uniforme entre regiones o industrias, pero sí es claro. La sostenibilidad está ahora integrada en la estrategia empresarial, la gestión de la cadena de suministro y las decisiones de inversión. Al continuar fortaleciendo las alianzas con los proveedores, adoptando herramientas innovadoras y colaborando entre sectores, las empresas no solo podrán cumplir sus compromisos climáticos, sino también desbloquear nuevas fuentes de eficiencia, resiliencia y crecimiento.
El año 2025 envía una señal clara: la sostenibilidad sigue siendo importante.
El progreso se está acelerando, y las empresas que actúen con enfoque, transparencia y colaboración definirán el futuro de las cadenas de suministro sostenibles.
APÉNDICES
CONTRIBUYENTES
Este proyecto ha sido posible gracias a los generosos esfuerzos de un grupo de colaboradores y contribuyentes dedicados.
Patrocinadores
- C.H. Robinson
Investigador Principal
- Dr. Josué C. Velázquez Martínez
Redacción y Edición
- Dra. Sreedevi Rajagopalan
- Victoria Arnold
- Dr. Camilo A. Mora Quiñones
Diseño de la Encuesta
- Martin Staadecker
- Diseño del Informe
- Victoria Arnold
- María José Chiang Rebatta
Equipo CSCMP
- Mark Baxa
- Matthew Mallard
Equipo de Comunicaciones y Medios
- Deborah Koller Jerome
- Mackenzie Berry
- Emma Perakis
- Chris Frontiero
Sobre el MIT Center for Transportation & Logistics
El MIT Center for Transportation & Logistics (MIT CTL) es un centro líder en investigación y educación dentro del Instituto de Tecnología de Massachusetts, con más de 50 años de experiencia en cadenas de suministro. Hace más de una década, la sostenibilidad en la cadena de suministro surgió como un área clave de investigación en el centro. Desde entonces, el MIT CTL ha respondido con investigación, educación y divulgación para abordar el crecimiento continuo de la sostenibilidad en las cadenas de suministro como una prioridad empresarial impulsada por las demandas y requisitos de consumidores, gobiernos e inversionistas.
La investigación sobre sostenibilidad en las cadenas de suministro en el centro se enfoca en promover la investigación y la colaboración sobre la sostenibilidad social y ambiental de los procesos empresariales de la cadena de suministro.
Más información en ctl.mit.edu
Sobre el Council of Supply Chain Management Professionals
Desde 1963, el Council of Supply Chain Management Professionals (CSCMP) ha sido la principal asociación profesional mundial dedicada a la educación, la investigación y el avance de la profesión de gestión de la cadena de suministro. Con más de 9.000 miembros a nivel global, que representan empresas, gobiernos y el ámbito académico de 62 países, los miembros de CSCMP son los principales profesionales y autoridades en los campos de la logística y la gestión de la cadena de suministro.
Más información en cscmp.org
Cita sugerida:
Velázquez Martínez, J. C., Rajagopalan, S., Arnold, V. & Mora Quinones, C. A., (2025, octubre). State of Supply Chain Sustainability 2025. MIT Center for Transportation & Logistics e Council of Supply Chain Management Professionals. https://sustainable.mit.edu/sscs-report/
REFERENCIAS
(1) Scope 3: How our accredited solutions providers can help you tackle indirect emissions (2022) CDP. Available at: https://www.cdp.net/en/articles/companies/Scope-3-how-our-accredited solutions-providers-can-help-you-tackle-indirect-emissions.
(2) Steelzero Available at: https://www.theclimategroup.org/steelzero
(3) RE100 Available at: https://www.there100.org/
(4) MIT Global Scale Available at: https://scale.mit.edu/
(5) Scope 3 calculation guidance: GHG protocol (2013) Greenhouse Gas Protocol. Available at: https://ghgprotocol.org/Scope-3-calculation-guidance-2.
(6) Kosolpatanadurong, D. and Gupta, H. (2024) Supply Chain Emission Hotspot and Allocation Method Analysis. Capstone.