
La participación femenina en la logística continúa siendo limitada, especialmente en posiciones de liderazgo, a pesar de la relevancia del sector para la economía y del creciente debate sobre diversidad corporativa. Datos de la International Labour Organization (OIT) indican que, a nivel global, las mujeres representan aproximadamente el 12% de los trabajadores en las áreas de transporte y supply chain, porcentaje que evidencia la asimetría de género en un segmento estratégico para las cadenas productivas y los flujos comerciales.
En Brasil y en otros mercados, la logística concentra actividades operativas, administrativas y estratégicas que requieren toma de decisiones, gestión de riesgos y coordinación de procesos complejos. Aun así, la presencia femenina sigue siendo reducida tanto en entornos operativos como en oficinas, especialmente en cargos de gestión de centros logísticos, comités ejecutivos y consejos estratégicos.
El debate sobre la paridad de género en el sector ha pasado del plano conceptual a indicadores asociados con la competitividad y la madurez organizacional. Especialistas señalan que la exclusión de una parte significativa del capital humano limita la capacidad de las empresas para responder a desafíos como la innovación, la eficiencia operativa y la sostenibilidad a largo plazo.
Si bien empresas del sector han adoptado iniciativas orientadas a la diversidad, la evolución ha sido gradual. Informes internos y estudios de mercado muestran que el número de mujeres en posiciones de liderazgo crece a un ritmo inferior al observado en otros segmentos de la economía. La brecha entre los compromisos públicos y los resultados efectivos sigue siendo uno de los principales puntos de atención.
Entre los factores que explican este escenario se encuentran los sesgos en los procesos de reclutamiento y promoción, así como percepciones históricas que asocian la logística con un entorno predominantemente masculino o excesivamente técnico. Estas visiones han sido cuestionadas a medida que el sector atraviesa transformaciones vinculadas a la digitalización, la automatización, el análisis de datos y la integración de cadenas globales, áreas que amplían el conjunto de competencias requeridas de los líderes.
Frente a este contexto, empresas de logística han establecido metas medibles para ampliar la participación femenina en cargos de gestión. Algunas organizaciones anunciaron compromisos de alcanzar hasta un 50% de mujeres en posiciones de liderazgo para 2030, acompañados de revisiones en las políticas de recursos humanos para priorizar criterios de evaluación basados en competencias. Programas de mentoría y acciones de formación interna también han sido implementados como instrumentos para ampliar el acceso de las mujeres a posiciones estratégicas.
El debate sobre la paridad de género en la logística también involucra a clientes, socios y autoridades públicas, que presionan por prácticas más transparentes e indicadores claros de evolución. La integración de políticas de diversidad a los criterios de desempeño corporativo ha sido señalada como un camino para alinear equidad, eficiencia operativa y resultados económicos.