
La economía brasileña deberá perder ritmo hasta finales de este año y a lo largo de 2026 debido a las tasas de interés elevadas, al aumento de la morosidad y al alto nivel de endeudamiento de las familias. La evaluación es del economista Antonio Lanzana, profesor de la Facultad de Economía, Administración y Contabilidad de la Universidad de São Paulo (USP), quien participó en un evento del Sindicato Interestatal de la Industria de Materiales y Equipos Ferroviarios y Viales (Simefre), en São Paulo. Según sus proyecciones, el Producto Interno Bruto (PIB) registrará un crecimiento de 2,1% en 2025 y de 1,8% en 2026.
Durante su presentación sobre el panorama económico global y brasileño, Lanzana afirmó que el crédito avanza a un ritmo menor y que los principales sectores ya muestran pérdida de dinamismo. Entre enero y septiembre de 2024, la producción industrial había crecido 3,1% respecto al mismo período del año anterior, mientras que en lo acumulado de este año avanzó 1%. El comercio, que había subido 4,1% en los primeros nueve meses de 2023, registró un aumento de 0,7% hasta septiembre. El sector de servicios permaneció estable en 3,1%.
El economista explicó que la producción de bienes de capital y bienes durables depende de tasas de interés más bajas y que algunos segmentos industriales sienten con mayor intensidad los efectos del nivel actual de las tasas. En el comercio, el avance también es menor. El sector de servicios mantiene su nivel de actividad influenciado por transferencias gubernamentales.
En el mercado laboral, el crecimiento del número de ocupados deberá ubicarse en 0,8% anual en el período 2023–2025, por debajo del 1,2% registrado en los dos años anteriores. Lanzana citó un estudio de la Fundación Getulio Vargas (FGV) según el cual parte de las familias beneficiadas por Bolsa Familia reduce la búsqueda de empleo para evitar la pérdida del beneficio, lo que genera restricciones en la oferta de mano de obra. El economista afirmó también que la población en edad activa crece a un ritmo menor, lo que limita la expansión del empleo.
A pesar de las tasas elevadas, la economía no entró en recesión debido a la expansión del crédito, al desfase de la política monetaria y al gasto público. Lanzana señaló, sin embargo, que el crédito para personas físicas perdió fuerza y que la morosidad creció 9% en septiembre de 2025 frente al mismo mes de 2024, alcanzando cerca de 80 millones de consumidores, con deudas cercanas a los R$ 500 mil millones. Este escenario llevó a las instituciones financieras a reducir la oferta de crédito.
Lanzana destacó que los efectos de las tasas de interés se manifiestan de forma rezagada y que los impactos actuales reflejan aumentos anteriores. La previsión es que la tasa finalice 2025 en 15,0% y caiga a 12,25% en 2026. El tipo de cambio podría cerrar el año en torno a R$ 5,40.
En la industria, la producción de bienes de capital cayó 2,4% en el tercer trimestre de 2025 en comparación con igual período de 2024, después de haber avanzado 14,15% en el cuarto trimestre de 2024 respecto a 2023. La producción de bienes de consumo durables creció 1,2% en el tercer trimestre de 2025 frente al mismo período del año anterior, después de un aumento de 17,1% en el cuarto trimestre de 2024.
El economista también analizó el ambiente global y afirmó que las medidas adoptadas por el gobierno de Donald Trump generan cambios significativos en la economía mundial en 2025. Según Lanzana, los aranceles impuestos por Estados Unidos buscan aumentar la recaudación, forzar alineamientos políticos, ampliar inversiones industriales y recuperar parte de los empleos. Destacó que la mayor parte de los puestos en Estados Unidos se concentra en el sector servicios, que representa 80% del PIB.
Las acciones del gobierno estadounidense incluyen control migratorio, intento de desvalorización del dólar y reducción de aportes a organismos multilaterales. Lanzana afirmó que China responde con una estrategia basada en su capacidad de negociación relacionada con tierras raras, medicamentos y avances tecnológicos. También citó que el país enfrenta desafíos como caída poblacional, envejecimiento, dificultades en el mercado inmobiliario y una deuda estimada en US$ 9 billones en sus provincias.
Según el economista, la disputa entre Estados Unidos y China deberá reducir el comercio y la inversión global, elevar costos de producción y presionar la inflación estadounidense. El PIB mundial deberá crecer 3,2% en 2025 y 3,1% en 2026. Estados Unidos deberá avanzar 2,0% este año y 2,1% en 2026. China reducirá su ritmo de 5,0% a 4,8% este año y llegará a 4,2% en 2026. Japón crecerá 1,1% en 2025 y 0,6% en 2026. La Zona del Euro registrará 1,2% y 1,1%, respectivamente, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
A mediano y largo plazo, Lanzana proyecta menor eficiencia y productividad en la economía estadounidense, además de un nuevo multilateralismo con mayor presencia de China, Europa y países emergentes. Previó una reorganización de cadenas productivas, aumento del gasto en defensa en Europa y apreciación del euro.
Lanzana afirmó que las decisiones geopolíticas pasaron a influir en la organización de las cadenas productivas y que Brasil es visto como un proveedor confiable, lo que puede ampliar su participación en el comercio internacional. Señaló que eventuales acuerdos entre Estados Unidos y China pueden afectar las exportaciones brasileñas de soya.
El economista observó que China concentra 32% de la producción manufacturera global y consume 12%, lo que deberá llevar al país a competir por mercados del sur global con precios más competitivos.