La ratificación del acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur enfrenta nuevos obstáculos en el bloque europeo luego de que la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, afirmara que el país no está en condiciones de firmar el tratado en este momento. La declaración fue realizada el 17 de diciembre durante un discurso en el Parlamento italiano y se produce en medio de las etapas finales de discusión del acuerdo en la Unión Europea.
Según la jefa de gobierno italiana, la firma del tratado sería anticipada debido a la falta de salvaguardas consideradas necesarias para proteger a los sectores agrícolas del país. La postura refuerza el escenario de indefinición en torno a la conclusión del acuerdo, que tiene impacto directo sobre los flujos comerciales, las cadenas logísticas internacionales y las estrategias de integración entre ambos bloques.
La manifestación de Italia se alinea con la posición ya adoptada por Francia. Información difundida por fuentes diplomáticas indica que Giorgia Meloni y el presidente francés, Emmanuel Macron, coincidieron en la necesidad de postergar la votación final del acuerdo en el ámbito de la Unión Europea. Francia actúa para reunir a otros países del bloque con el objetivo de formar una minoría capaz de bloquear o retrasar la aprobación del tratado, negociado por la Comisión Europea.
La expectativa inicial era que la votación se realizara aún esta semana en Bruselas. Sin embargo, la articulación política entre los Estados miembros contrarios al acuerdo aumenta el nivel de incertidumbre sobre el cronograma. Este escenario afecta directamente la planificación logística y comercial de las empresas que operan rutas entre Europa y América del Sur, especialmente en los sectores de transporte marítimo, almacenamiento y distribución internacional de mercancías.
El acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur se discute desde hace más de dos décadas y prevé la reducción de aranceles, la ampliación del acceso a los mercados y la armonización de normas comerciales. Desde el punto de vista logístico, la entrada en vigor del tratado tiende a incrementar el volumen de cargas transportadas entre ambos bloques, con efectos sobre puertos, corredores de exportación, terminales intermodales y cadenas de suministro globales.
A pesar de estos posibles efectos, la resistencia de algunos países europeos se concentra principalmente en sectores agrícolas, que señalan riesgos relacionados con la competitividad frente a productos originarios del Mercosur. Estas preocupaciones han influido en decisiones políticas que afectan el ritmo de implementación del acuerdo.
En Brasil, el tema fue abordado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva durante una reunión del Consejo de Participación Social, realizada el 16 de diciembre. El jefe del Ejecutivo brasileño comentó la oposición de productores rurales franceses y afirmó que los productos agrícolas de Francia y Brasil no compiten de forma directa en los mercados internacionales. Según el presidente, ambos países poseen estructuras productivas diferentes.
Lula señaló además que ya transmitió esta evaluación al presidente francés y defendió que el acuerdo contempla concesiones más amplias por parte de los países del Mercosur. En la visión del gobierno brasileño, el tratado representa una oportunidad para ampliar el comercio exterior, diversificar mercados y fortalecer la integración económica entre América del Sur y la Unión Europea.
La posición de Brasil también fue dirigida a Italia. El presidente brasileño solicitó que el gobierno italiano no se oponga a la firma del acuerdo, destacando los efectos estratégicos del tratado para el comercio internacional. La indefinición dentro del bloque europeo, no obstante, mantiene el acuerdo en suspenso, con repercusiones sobre decisiones de inversión, planificación logística y proyecciones de crecimiento del intercambio entre ambos bloques económicos.
